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El conjunto papelero de Beceite (siglos XVIII-XIX)

El establecimiento de nueve fábricas de papel en Beceite y de dos en Valderrobres, de 1776 a 1804, conforma uno de los conjuntos industriales más impresionantes de la zona. Proceso que conllevará un cambio social en las vidas de los beceitinos, con la necesidad de obreros especialistas, tanto hombres como mujeres, y el nacimiento de una nueva burguesía industrial.

molinos papeleros-beseit-matarranya
La elección de lugar no fue casual, los saltos de agua y el desnivel del río Matarraña por Beceite ayudaría a levantar fábricas de papel con uno, dos y hasta tres saltos de agua que alimentaban otras tantas tinas para la fabricación de papel. El salto de agua movía la rueda para que el eje hiciera funcionar los martillos que machacaban la fibra de ropa hasta el punto en el que se convirtiera en pasta de papel, y después de todo el proceso, y según su manipulado, se obtenía papel blanco, de estraza, cartulinas o cartulinas para naipes, filtros de papel para maquinaria, etc. Pero quien verdaderamente contribuyó a la puesta en marcha de este conjunto papelero fue el cura párroco de Beceite don Joaquín de Liédana, que contra la voluntad de los concejales del municipio apoyó la primera fábrica de papel del municipio. Consta, de su puño y letra en los archivos parroquiales, lo siguiente: “El mismo Thomas Royo contra la voluntad de los Conzejales, pero con informe mio y licencia del Iltmo. Señor Dn. Juan Saez Arpo. De Zaragoza (a quien acudió por abusar el Ayuntamiento de las facultades que le son propias) en el año 1776 contiguo al Martinene dicho edificio una fábrica de papel blanco, y en 1779 añadió otra de Papel de Estraza junto con la otra”. El mismo cura bendice durante este período los primeros pliegos de papel de las fábricas. Año a año la industria va creciendo: 1776, 1779, 1787, 1789, 1790, 1791, 1792, 1793, 1794, 1795, 1797, 1801 y 1804 son fechas en la que se inauguran y amplían las fábricas papeleras. La buena calidad del papel hizo perdurar esta industria artesanal apartada de los grandes centros de consumo (Valencia, Madrid y Barcelona) que introdujo pocas innovaciones técnicas, excepto las “pilas holandesas” o la “máquina redonda” introducidas más tarde después de su invención. El declive de la industria se produjo a finales del siglo XIX y a lo largo del XX. En 1968 se realizaron los últimos pliegos de papel y cartulinas en las Industrias Noguera. Hoy los edificios papeleros sufren otra reconversión, en esta ocasión por iniciativas privadas, encaminadas hacia actividades turísticas que ayudarán en cierta manera a su conservación como patrimonio artístico de Beceite.

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